Adoro todo todo todo que lleva las
semillas de amapola. En mayoría de los hogares lituanos se utilizan solamente
para la navidad. Pero a mí me encantan a cualquier altura de año! En los
pasteles, las galletas, los panes…y nada de representaciones
pequeñas…jajaja…no! Mientras más, mejor!
Ingredientes
100 g
de semillas de amapola
100 g
de almendras laminadas
250 ml
de leche
120 g
de azúcar
120 g
de mantequilla
150 g
de harina
4
huevos grandes
1
cucharadita de bicarbonato
Ralladura
de cascara de 2 limones
100 ml
de zumo de limón
Para el
sirope
50 g de
azúcar
Zumo de
1 limón
Primero preparamos las semillas
de amapola. Calentamos la leche y vertemos en el recipiente con las semillas.
Dejamos por un par de horas para que hidraten. Pasado el tiempo ponemos a fuego
lento y hervimos, hasta que las semillas absorban toda la leche. Echamos dentro del vaso del procesador de
alimentos o de la batidora y las
trituramos un par de minutos.
Precalentamos el horno a 180 °
C.
Aparte batimos la mantequilla a
temperatura de ambiente con el azúcar. Cuando estén bien incorporados, uno a
uno vamos agregando los huevos, la harina, la ralladura de limón, las almendras
y las semillas de amapola trituradas. Por último la cucharita de bicarbonato de
sodio ponemos en una tasita, echamos por encima el zumo de limón, dejemos que
reaccione, incorporamos corriendo en la mezcla, vertemos todo dentro de la
forma forrada con el papel de hornear (yo use rectangular de 30x11) y llevamos
al horno por mas o menos una hora…o hasta que este…revisando con el palito de
madera, sabiendo que el tiempo de horneado depende siempre del deseo de
trabajar de su hornoJ. El mío de Lisboa sin duda
ninguna es mucho más eficiente, que el de Grandola…pero bueno, para eso la humanidad
invento los palillos de dientesJ.
Mientras nuestro pastel se está
horneando, preparamos el sirope calentando a fuego lento el zumo de un limón
con el azúcar. No hace falta hervir, solamente dejar que se diluya el azúcar.
Terminado de hornearse, sacamos el pastel, todavía caliente perforamos en
varios lugares y echamos el sirope. Yo dejé dentro de la bandeja, hasta que se
enfrió.
Pastel quedo muy, pero muy, pero
muy de amapolas! Rico, suave, húmedo, no demasiado dulce. Perfecto! Hasta mi
media naranja, que para nada es fan de semillas de amapola, por la mañana y por
la noche alegra la vida con unas tajadas considerables, acompañando el proceso
con su característico mmmmmmmm….bom…..mmmmmmm…bom! JJJ