Hace dos semanas perdimos a la
decana de nuestra facultad. La vi un par de años atrás. Ya estaba muy muy
enferma. De la gran mujer tanque, puño, hierro…o como quiera que la llamemos sin cambios quedaba solo su cerebro, tan agudo como en nuestra juventud. Y también su perspicacia y su memoria. Nos conocía
a todos, por el nombre, el apellido y el patronímico. Recordaba nuestras historias
antes de la facultad, y durante. Sabía casi todo sobre las vidas que seguimos y
daba noticias de todos a todos. Era lo que nos unía después de tantos años. Era
la razón porque regresábamos a la universidad cada vez que pasábamos por Moscú.
Y palabra pase ´´yo estudie acá
en los ochenta´´ abría todas las puertas.
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Licenciados...Grupo I. 1987 |
Era madre. Severa, exigente,
implacable. Y justa. Jamás tomó ninguna decisión sin escuchar y ponderar (digo
por experiencia propia…). Era igual para Olga y Yuri de Ucrania, Nina de Moldavia, que
para Natasha de Kabardino Balkaria, para
Gadis y Salix de Daguestano que para Sasha de Estonia o Tomasa y Rosario de Cuba.
Todos estábamos a miles de kilómetros de nuestras casas, a miles de kilómetros de
familias y amigos. Aprendimos a respetar las costumbres ajenas, las creencias
ajenas, los modos de ser diferentes. En cinco años de convivencia nos
convertimos en más que amigos, en más que hermanos, en más que cómplices. Y
llevo dos semanas pensando, que su cansado corazón no aguantó que sus hijos…o
hijos de sus hijos sacaran las armas para ir a matar a otros hijos suyos…o otros
nietos suyos… Y también llevo pensando, que ya no me queda ningún deseo de
volver a Moscú, ni de encontrarme con mis (ex?) amigos rusos, que no tuvieron
valor y coraje de proteger de los caprichos de un enano enfermo a sus hermanos…
Como es la vida…
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Siberia... Verano de 1987 |
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Siberia. Verano de 1987 |
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