Todos los horneados de masa con
levadura fresca siempre, siempre, siempre me han parecido mágicos, que solo podrían
lograrse con la barita mágica del Ada Madrina… o sacrificando uno de los deseos
del pececito de oro… hasta que en la universidad me enseñaron la receta
correcta, bien explicada… y los panecillos rellenos de carne, o col se
convirtieron en el acompañamiento perfecto y fiel de las tertulias y tardes de
té de las muchachas de nuestro grupo. No sé cuantas veces los hice, montón,
burujón, a puñado… Ya volveré a hacerlos y los publicaré. Hoy quiero mostrarles
otra delicia, que la semana pasada mi chiquitica y yo nos comimos con un te de cerezaJ.
Ingredientes
Para la
masa
400 gr
de harina
100 gr
azúcar blanca
50 gr
de mantequilla
4
huevos
25 gr
de levadura fresca
¼ de
cucharita de sal
50 ml
de leche
1
cucharita de vainilla
Para el
relleno
50 gr
de mantequilla
100 gr
de uvas pasas
50 gr
de azúcar mascabada
En un bol echamos la leche tibia
con la levadura y batimos bien hasta que la levadura se disuelva completamente.
Agregamos la mitad de la harina, lo mezclamos y lo dejamos a que aumente su
masa unas tres horas a temperatura ambiente: 28-30° C. Es demás decirles, que en otoño es difícil
lograr esta temperatura dentro de la casa, por eso yo enciendo el horno a
temperatura mínima, que es los 30° C y dejo el bol tapado dentro del horno. Así
evito las corrientes de aire, cambios de temperatura…y me olvido de masa por un
par de horas.
Pasado el tiempo agregamos el azúcar,
la sal, la vainilla, la harina restante y los huevos a temperatura ambiente, los
mezclamos bien y amasamos por unos 5-8 minutos, o hasta que logremos una masa
homogénea. Por último se agrega la mantequilla derretida. Se hace una bola de
masa, se tapa el bol y se vuelve a dejar que aumente la masa por una hora más.
Enharinamos la superficie de la
mesa y el rodillo y extendemos la masa haciendo un rectángulo alargado. Pincelamos toda la parte superior con
mantequilla derretida, espolvoreamos el azúcar mascabado y las pasas previamente
hidratadas.
Enrollamos la masa por el borde largo, como si estuviéramos haciendo
un brazo gitano, con un cuchillo cortamos el rollo en rollitos de más o menos
4cm, los ponemos en la bandeja, previamente forrada con el papel de hornear, lo
tapamos con una toallita de cocina limpia y dejamos reposar de nuevo unos 30-40
minutos.
Precalentamos el horno a 210° C.
Antes de ir al horno pincelamos
los rollitos con mantequilla y espolvoreamos con azúcar mascabada. Horneamos
15-20 minutos.
Son…mmmmmmmmmmm… Se comen calientes
con un vaso de leche fría….mmmmmm….con te….mmmmmm. Sabrosos! Si no se los comen
acabados de sacar del horno, se puede congelar sin ningún problema y después
calentarlos de nuevo en el horno.
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