miércoles, 4 de septiembre de 2013

Recuerdos


Pasar toda la infancia en el campo tiene sus ventajas. No vivíamos en una aldea, pero estar casi a las afueras de una pequeña ciudad proporcionaba todas las posibilidades para una vida sana, natural y ecológicaJ. Atrás de nuestra casa se extendían los prados, pastos y las huertas de mayoría de los habitantes de la ciudad. A unos pocos kilómetros se vislumbraba la línea oscura del bosque y todas las primaveras, cuando bajaba la espesa manta de nieve, los muchachos de nuestra calle en pequeñas pandillas íbamos a recoger violetas. Después de meses y meses de poca luz, colores grises y el  cielo cargado de nuves oscuras tocando la tierra la explosión del azul brillante bajo nuestros pies nos daba una carga inmensa de alegría, energía y voluntad para hacer cosas grandes…(no siempre correctas…jajaja).  Ahora mis hijas disfrutan de la primavera de su vida y hacen cosas realmente hermosas. Hoy Evi empieza una nueva etapa en este camino, segunda carrera universitária. Mi bendición, chiquitica.  Te adoro!

Primavera

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