Pasar toda la infancia en el
campo tiene sus ventajas. No vivíamos en una aldea, pero
estar casi a las afueras de una pequeña ciudad proporcionaba todas las
posibilidades para una vida sana, natural y ecológicaJ. Atrás de nuestra casa se
extendían los prados, pastos y las huertas de mayoría de los habitantes de la
ciudad. A unos pocos kilómetros se vislumbraba la línea oscura del bosque y
todas las primaveras, cuando bajaba la espesa manta de nieve, los muchachos de
nuestra calle en pequeñas pandillas íbamos a recoger violetas. Después de meses
y meses de poca luz, colores grises y el cielo cargado de nuves oscuras tocando la tierra la explosión
del azul brillante bajo nuestros pies nos daba una carga inmensa de alegría,
energía y voluntad para hacer cosas grandes…(no siempre correctas…jajaja). Ahora mis hijas disfrutan de la primavera de su vida y hacen cosas realmente hermosas. Hoy Evi empieza una nueva etapa en este camino, segunda carrera universitária. Mi bendición, chiquitica. Te adoro!
Primavera |
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