miércoles, 4 de junio de 2014

Waffles


Uffff! Tanto tiempo sin tan siquiera entrar para ver si todavía respira mi blog. Pensé… se acabó…  Pero aleluya!!!!! Allí estaba esperando por mi regreso vivito y coleando…jajajaja. Con entradas diarias, al igual que siempre. Gracias a todos por haber esperado. Y también gracias a mis niños lindos (a todos, a los míos míos y a los que llamo míosJ) que me llamaban para decir, que por favor, que qué espero a poner nuevas recetas.
El tiempo fuera de alcance está bien justificado. Aniversarios (muy redondos…MUY REDONDOS…) muy bien celebrados y pasados con la gente más querida. Noticias maravillosas, que requieren una preparación especial…y también “estudios”. Para mi cumple recibí una nueva cámara fotográfica, que me obligó a dirigirme a ella de “USTED”… y seguimos de “usted”. Espero algún día, no muy lejano, empezar a tratar de “tu”, pero bueno, como todo….lleva su tiempo.
Hoy quiero contarles la historia de los waffles en nuestra familia. Seguramente no tenía más de diez años, cuando mi mama, su abuela…claro estáJ, compró la primera…y la única máquina de hacer waffles, que hasta hoy utiliza.  Me mandó a la casa de la vecina preguntar la receta. Recuerdo cada detalle: como corrí, como me faltaba el aire para hacer la pregunta y me salió solo a la tercera o cuarta vez…y también recuerdo la receta…cinco huevos, un vaso de azúcar, 250 g de margarina y harina, para que salga la masa tipo crema agria. Fue un éxito! Con un vaso de leche fría…mmmmm. Espectaaaaaculo, como dice alguien, que nosotras conocemos bien, jajajaja. Así que cuando me fui para Moscú a estudiar, una de las primeras cosas que me lleve de Lituania fue otra máquina de hacer waffles. Tuvieron tanto éxito entre los estudiantes y profesores, que algunas clases de inglés hicimos en el albergue estudiantil….tomando té a la manera inglesa. Después este mismo horno viajó vía barco a CubaJ. Las anécdotas de allí ya se recuerdan… solo una, solo una… Evi, recuerdas cuando hicieron una fiesta en tu jardín de infancia y nosotras llevamos un SACO (con letras grandes, para ilustrar el tamaño, jajaja) de waffles, para que alcanzara a todos los niños del grupo? Cuando llegue por la tarde, la fiesta ya había empezado…y todas las mamas mostrando los platos que hicieron…arroz con leche, pudin, flan, algunas ensaladillas…y yo buscando los waffles…y tú con los ojos grandes llenos de lagrimas “se los comieron!!!”.  Pensé, ufff, que rápido, pregunté si les gustaron a los niños…y tu “no, las seños se los comieron TODO, antes!!!”. Eran tan buenos… que no llegaron a la fiestecita. Mas nunca lleve antes…siempre a la hora de comer, jajaja.

 
La maquina era de hierro puro, pesada, muy pesada. Como todo en aquellos tiempos, se hacía para durar toda una vida y quedar de herencia. Y se quedó…de herencia a los que quedaron en nuestra casa. Y yo acá pasé buscando algo semejante sin resultado alguno. Hace un par de meses me compre una plástica, tipo “sandwichera”, para probar…segura que no resultará.  Pero por si acaso…y “por si acaso” resulto!!!!! Los waffles salieron tan espectaculares, crujientes como siempre.  Recomiendo!
Ingredientes:
5 huevos
1 vaso de azúcar
250 g de mantequilla (hace aaaaañooooos que no uso margarina para naaaaadaaaa)
Y harina, para que masa quede como… crema agria.
Ponemos a derretir la mantequilla, batimos los huevos con azúcar, agregamos harina, mezclamos bien, y al final agregamos la mantequilla derretida. Calentamos nuestra maquina, y cuando esté bien caliente, con una cuchara ponemos la primera porción de masa. Cerramos, dejamos que se cocine, sacamos, enrollamos…volvemos poner otra porción. En esta secuencia, porque si dejamos el waffle horneado sin enrollar por un par de SEGUNDOS, se endurecerá…y hasta la vista, chao, goodbye rollitos… Es todo. Más fácil no puede ser. Pero el resultado es espectacular…sabe a infancia…la mía y la de ustedesJ.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario